Desarrollo Inmobiliario Socialmente Responsable
Es imposible negar las evidencias del deterioro en la calidad de vida en nuestras ciudades. Sin importar en cuál vivas o visites, descubrirás que la ciudad es en realidad, muchas ciudades en un solo territorio, y si te sales de las exclusivas zonas turísticas y las colonias de alto nivel socioeconómico en donde encuentras los elegantes hoteles y edificios corporativos, los grandes centros comerciales y las lujosas residencias, la imagen de la ciudad dinámica y reluciente empieza a diluirse paulatinamente, hasta transformarse en una periferia desgastada en donde los parques lucen abandonados, las calles llenas de baches y pareciera que las viviendas nunca terminan de construirse.
¿A quién le toca garantizar la calidad de vida en la ciudad?
La conducción del desarrollo urbano y económico, e incluso la operación y el mantenimiento de la ciudad dependen, es cierto, de la autoridad. Para eso son los impuestos que pagamos, pero más allá de la necesaria discusión sobre la administración eficiente o no de esos recursos, es también innegable que el dinero recaudado no alcanza -y ya nunca alcanzará- para satisfacer las necesidades y demandas de la población en infraestructura básica, equipamiento social, transporte y servicios públicos de calidad y vivienda digna.
¿Y si el tema le toca al gobierno, porqué entonces el desarrollo inmobiliario debería ser Socialmente Responsable?
Ante el creciente proceso global de deterioro urbano y ambiental, grandes líderes mundiales han llamado históricamente la atención sobre la necesidad de adoptar un nuevo modelo de desarrollo que garantice calidad de vida para toda la población, y lograr ese objetivo involucra sin duda alguna, a todos los sectores. Pero en nuestra arraigada cultura empresarial nos cuesta trabajo entender la enorme importancia de invertir en mejorar el entorno físico de nuestros proyectos y apoyar la formación y el crecimiento humano de los trabajadores, como una fórmula segura para avanzar hacia ese objetivo de mayor bienestar general.
Para que el desarrollo inmobiliario contribuya con su parte, no es suficiente ya el respeto a las normas para su edificación y la incorporación de criterios y mecanismos de sustentabilidad, es indispensable ahora que se involucre y contribuya al desarrollo y mejora de aspectos de la vida cotidiana de la población, particularmente, de aquella cercana a su proyecto. Y no se trata de gastar más y reducir las utilidades, ¡todo lo contrario! Se trata de invertir en mejorar el impacto y rendimiento de las inversiones, con proyectos que cuiden del ambiente y contribuyan al rescate de los espacios públicos y mejoren la ciudad, pero sobre todo, apoyando los objetivos personales, familiares y comunitarios de quienes son nuestros aliados en la ejecución de los proyectos.
En Manos al Futuro de los Oficios, la experiencia de varios años impulsando la capacitación y certificación laboral, así como la identificación y desarrollo de proyectos físicos y económicos en la comunidad, nos ha demostrado que la mano de obra certificada reduce significativamente los altos costos asociados a los errores en la construcción, operación y mantenimiento de los desarrollos, y todas las investigaciones formales sobre el comportamiento humano demuestran también, que quienes desempeñan sus actividades laborales en ambientes colaborativos positivos y viven en zonas con espacios públicos y servicios públicos de calidad, gozan de mejor salud física y mental, incrementan su productividad y se relacionan de mejor manera en sus entornos laborales, familiares y sociales.
Éstas son sin duda alguna, razones suficientes para abrazar la Responsabilidad Social en el ámbito inmobiliario y contribuir con ello a construir tambien mejores ciudades y formar mejores ciudadanos.