BCS UNA MIRADA AL CIELO DESDE UN PARAISO ENTRE DOS MARES.
Tierra de contrastes entre el desierto, la montaña y el mar en Baja California Sur fueron inspiración para los primeros pobladores de la península.
Desde el cabo de la tierra, es esta una tierra de prosperidad, una tierra de bendición, cuando alzas tus ojos y miras el intenso cielo azul, y en las noches un cielo escarchado de estrellas, como la bíblica tierra prometida donde fluye leche y miel, un hermoso paraíso entre dos mares, donde la tierra termina e inicia México.
Para el visitante que llega por primera vez a esta hermosa tierra, y aun para los que aquí nacimos y fuimos adoptados como residentes sudcalifornianos, somos sorprendidos por el intenso azul de su cielo, los tonos ocres de sus montañas y desiertos, en contraste con los colores turquesas de sus playas.
Un amanecer o atardecer es una obra de arte, resaltada por impresionantes nubes rojizas. Una puesta de sol en la hermosa ciudad de La Paz o alboradas en San José del Cabo o Cabo San Lucas, dejan apreciar en el horizonte el salir del sol y el cruce de los pescadores, la espuma de las olas del mar, el vuelo de los pelicanos o el romper de las olas en el arco del final de la tierra.
Baja California Sur está llena de misticismo. El paisaje montañoso y majestuoso permanece rodeado por el mar, perfumado por el sol del desierto y vigilado por el cardón, el eterno custodio.
La tierra perfumada de sudcalifornia por el aroma de la damiana y el orégano en sus montes es tierra de encanto e imaginación.
Fue en este paraíso donde mar y desierto se unen, que surgió del corazón e inspiración de Doña Conchita Bulnes, estos párrafos en la canción “Cabo San Lucas”.
“Cabo San Lucas
Paraíso de los pescadores,
Tienen tus playas
El embrujo del mar tropical.
Cabo San Lucas,
El viajero que pisa tus tierras
Nunca te olvida,
Porque ahí se respira la paz.
Tienes un cielo escarchado de estrellas,
Como un arrullo se escucha el murmullo del mar,
De aguas como un cristal multicolor.
Cuando la luna coqueteándole al sol se refleja sobre las olas,
que en tus playas vienen a morir”.
El origen del nombre California se pierde en el tiempo.
La palabra ya existía desde hace cuando menos ochocientos años, siempre asociada a sitios mitológicos, mágicos, legendarios, nunca a sitios reales.
La llegada de los europeos a América arrastró consigo una serie de leyendas y mitos que nacieron durante la edad media. Aún no terminaban de instalarse los españoles cuando ya andaban atrás de mitos como el de las amazonas, las siete ciudades de oro, la fuente de la eterna juventud, y otros, los que siempre fueron un fuerte atractivo para emprender exploraciones en busca de tesoros. California fue uno de estos mitos.
La mención más antigua que se conoce del nombre “California” es en la Canción de Roldán, del siglo XII, en la que el nombre designa un sitio mítico. El nombre se hizo popular desde inicios del siglo XVI, gracias a que en 1510, apareció la primera edición de la exitosa novela de caballería “Las Sergas de Esplandián”, en donde se habla de una isla llamada California, llena de tesoros, oro, perlas y piedras preciosas, donde vivían las hermosas amazonas gobernadas por la reina Calafia.
Esta novela tuvo más de 30 ediciones en la primera mitad del siglo XVI, por lo fue lo que ahora llamaríamos un “best seller”. Fue de esta novela que el nombre California salió del mito para nombrar una península real, la hoy llamada Baja California. La California original.
¿No hay acaso emoción cuando, Fernando Jordán al describir el golfo de California asegura que “se formó con el exclusivo propósito de ser el más original de los golfos de los siete mares?” Y hay también amor cuando invita: “Detengámonos, pues, en el paralelo 28, y volvamos los ojos atrás. Dejemos la huella estrecha del camino y viajemos un poco desordenadamente, recorriendo a vuelo de pájaro la desolada ternura del desierto”.
Jordán es indudablemente sincero cuando confiesa “mi profundo afecto hacia todo lo bajacaliforniano”. Es extraordinario poeta cuando, al referirse a los gambusinos, descubre que “se vive entre la tierra, confundido con el polvo que, a zarpazos, levanta la propia ambición”. Cuánta sensibilidad hay en el escritor, en el poeta, en el hombre, en aquellos momentos de expectación, cuando la naturaleza le descubre sus prodigios, como si penetrara a un universo excepcional.
“Maris Pacifici”, primer mapa del Océano Pacífico, elaborado en 1589 por Abraham Ortelius. En este ya aparece el nombre California aplicado a toda la península.
Al Cabo de San Lucas se le llama “C. de California”, es decir Cabo de California.
El nombre “California” surgió en la península durante la entrada de Hernán Cortés (1535 – 1536). Al principio no se le dió a la tierra recién descubierta, sino a uno de sus cabos, al que en la actualidad conocemos como Cabo San Lucas.
Durante su permanencia en la península, Cortés intentó establecer una colonia en la hoy bahía de La Paz, en Baja California Sur, pero fracasó. Posteriormente envío una nueva navegación para seguir reconociendo la región, la que puso al mando de Francisco de Ulloa.
Esta se desarrolló entre 1539 y 1540 y fue la primera en demostrar que la tierra descubierta por Cortés es una península, y no una isla como al principio se creía. Durante esta entrada fueron escritos dos diarios, uno del mismo Ulloa y otro, de uno de sus lugartenientes, Francisco Preciado.
Es la relación de Preciado el documento más antiguo donde aparece el nombre de California aplicado en la península. La relación fue terminada de escribir entre abril y mayo de 1540, justo al regresar de la navegación, y publicada en Italia en 1556.
Cuando los navegantes se encontraban en la Bahía de Santa Cruz (hoy Bahía de La Paz, B.C.S.), comenta Preciado que…aquí nos encontramos a cincuenta y cuatro leguas de distancia de la California, poco más o poco menos… Al leer bien esta relación, queda claro que Preciado se refiere a la punta de la península, es decir al Cabo de San Lucas.
López de Gómara en su conocida Historia General de las Indias, publicada en 1552, al describir la península nos dice: Punta Ballenas, que otros llaman California. La Punta Ballenas que menciona López de Gómara se nombró así por algunos cartógrafos debido a que Preciado comenta en su relación que cuando iba de vuelta a la Nueva España, al pasar por el Cabo de San Lucas (que entonces no recibía ningún nombre oficial) vieron 500 ballenas, lo que mucho los sorprendió.
Por otro lado el misionero jesuita Miguel del Barco, a fines del siglo XVIII, refiriéndose a la entrada de Ulloa, nos dice …que habiendo llegado al fin del golfo, y pasando a la otra costa del mismo…vinieron siguiendo esta costa hasta el fin de la península, donde está la bahía o puerto a que, el año antecedente, había dado Cortés el nombre de California…doblaron la punta (que es la que después se llamó Cabo de San Lucas)…. Más adelante agrega que …Hablando del Cabo de San Lucas, que en su tiempo llamaban Punta de Ballenas…que otros llaman California.
De lo cual se infiere que en aquella punta (esto es el Cabo San Lucas), está la que antiguamente llamaron California.
Igualmente vale la pena citar las palabras del Jesuita Francisco Xavier Clavijero, contemporáneo de Barco, quien en su Historia de la Antigua o Baja California nos confirma: El nombre de California fue puesto en el principio a un solo puerto; pero este después se fue haciendo extensivo a toda la península. Posteriormente aclara cual fue este puerto: …contristado éste [Hernán Cortés] con tantas desgracias, volvió a salir a reconocer otros países de la península… entonces fue cuando descubrió junto al Cabo de San Lucas un puerto que llamó California, cuyo nombre se hizo después extensivo a toda la península.