Los cambios que viven los sectores de la economía a raíz de la pandemia COVID 19, no solo los han transformado de forma temporal, los cambios han llegado para quedarse. Los sectores de la arquitectura y el desarrollo inmobiliario no son la excepción.
Las medidas tomadas a raíz de la pandemia dejaron a la vivienda como el principal mecanismo de defensa ante la crítica emergencia sanitaria. La necesidad de reinterpretar y revalorar los nuevos hábitos en casa pide nuevos espacios.
El programa arquitectónico crece con nuevas necesidades como: terrazas, balcones, roof gardens, jardines, home office, home schooling, business centers y buzones o recepción de paquetería. La vivienda ya no se puede pensar como casa dormitorio solamente, ahora hay nuevas consideraciones, como espacios abiertos, versátiles, luminoso, mejor ventilados y de mayor dimensionamiento. La necesidad de un programa más amplio, los altos costos de precio por m2 y el cambio hacia los trabajos remotos han acelerado la apertura de un mercado distinto: uno que ofrece la posibilidad de reubicarse en localidades fuera de la ciudad.
Las nuevas necesidades de un mercado demandante por opciones han llevado a crear esquemas de programas arquitectónicos flexibles. El área privada llega a dimensiones mínimas y se crean áreas comunes que compensan y completan las necesidades de los usuarios. Se caracterizan por ser proyectos de uso mixto, de tamaño mediano a grande, entre 50 y 300 unidades y las amenidades juegan un papel clave en el uso entre lo público y lo privado. Por ejemplo, una vivienda de 35 m2 puede contar con servicios compartidos como: lavandería, salas de estar de uso privado en donde puedas recibir tus invitados, gimnasio, spa e inclusive un bar. La finalidad es reducir el precio por m2 en las zonas céntricas, que ofrecen el mayor acceso a trabajo, entretenimiento y servicios para proveer a los usuarios con una vivienda que cumple con sus necesidades a precios accesibles.
Los desarrolladores inmobiliarios se enfrentan a grandes retos, por un lado, un nuevo perfil de usuario que busca espacios más grandes, versátiles a precios asequibles, por otro lado, un panorama de incertidumbre económica, perdida masiva de empleo, falta de liquidez y una crisis económica que no sabemos si va a durar 2 años o 10 años en recuperarse. El mercado se mueve rápido y busca satisfacer estas nuevas necesidades, los desarrolladores inmobiliarios que logren enfrentar estos cambios serán los beneficiados.